Corazón, tú eres mi luz. Eres mi compañero, mi fiel sirviente. Me enseñas a amar, a perdonar, a soportar, a sentir el cálido abrazo del amor cuando más lo necesito. Me dotas de sentimientos. Te impones y consigues paliar las sensaciones negativas, inundando mi cuerpo con un halo de esperanza. Cuando quieres lo haces con vehemencia, imposible de reprimir tus impulsos que me llevan hasta a esa mujer que has estado soñando. Tus pálpitos son irrefrenables, me haces llorar de alegría. Has unido a parejas de toda clase, has hecho a la gente experimentar lo precioso, lo excelso. Eres el motor de la vida.
Corazón, tú eres mi oscuridad. Eres mi traidor, mi rebelde sirviente. Me enseñas a odiar, a guardar rencor, a notar la ira, a sentir el lúgubre abrazo del desamor cuando más destrozado estoy. Me maldices con sentimientos. Te impones y consigues exacerbar las sensaciones negativas, inundando mi cuerpo con una brizna de desaliento. Cuando quieres lo haces con vehemencia, imposible de reprimir tus impulsos que me llevan hasta la mujer que has estado soñando en vano. Tus pálpitos son irrefrenables, me haces llorar de desconsuelo. Has destruido a parejas de toda clase, has hecho a la gente experimentar lo ominoso, lo paupérrimo. Eres el motor de la muerte.
¿Mas cómo puede un hombre sencillo, de a pie, aspirar a deshacer esta dicotomía? He sido presa de los dos lados de mi corazón en muchas ocasiones, cayendo una y otra vez en su eterna rueda de amor y desamor. Sus abrazos y sus bofetadas, su calidez y su frialdad han hecho mella en mi alma. Me miré al espejo y desnudé mis sentimientos. Allí lo vi, ante mí, como algo inmaterial pero tan real que podía sentirlo dentro. Era mi corazón manifestándose como en mis pensamientos. Así, comprendí que no debía pensar en desterrar de mi vida esa dualidad, sino en convivir con ella, del mismo modo que la luz convive con la sombra.
TEXTO: D
DIBUJO: THICK (ALEJANDRO REPISO)
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