Otro día mas, otro minuto mas, otro segundo mas, otro día de un misterio sin resolver ¿donde estoy?, de donde viene este frió que me hiela, en esta habitación redonda, donde mi mente racional enloquece, vagando en círculos en esta habitación que me exime de la locura tipica, del tipico loco que se esconde en su esquina, zarandeando su cabeza para encajar su locura, su miedo en el sitio que el mundo marco como lo real, lo típico, lo cierto, no hay ventanas, ni flores, ni lugar donde reposar, solo girar y girar y girar, con esta sombras fina, que a pesar de su sigilo, no pueden evitar que escuche como cruje el suelo en el interior de este extraño lugar, tengo miedo, mucho miedo, de asomarme al centro, sacar si quiera un trozo de mi alma lejos de la pared que utilizo como guarida, como si una nebulosa de felinos quisieran arrancarme los ojos, como si sus ojos mirasen directos a mi corazón, pasando por mi piel, con su suave y tétrico pelaje majestuoso, siniestro, místico, ocultando toda la magia, y todo el miedo de muchas civilizaciones, QUIERO DESPERTAR!! no puedo soportarlo mas!!, tengo que lanzarme de una vez, dejar el miedo atrás, salir de esta eterna noria, no puedo soportar mas, aunque esto me mate, no puedo vivir así en este lugar!, quizás sus garras desgarrándome me respondan al porque de todo esto!!.
Me separe de la pared, y mi cuerpo empezó a caer como el cuerpo de un recién nacido que se suelta de los brazos de sus parientes, me zarandee con el aliento encogido, quede boca abajo, pecho contra suelo, llegando a sentir como si el tuviese su propio latido, sentí como si por mi espalda se arrastrasen finos hilos de lana, poco a poco fui alzando mi cabeza, y el miedo hacia que mis vertebras crujiesen como una figurilla de hielo rompiéndose, fije mis ojos no se bien donde, y mi alma se choco de frente, con esos, esos familiares ojos de gato.
Desperté y ese cuarto redondo, ahora eran sabanas blancas, megáfonos con nombres de gente de hueso roto, una ventana llena de lagrimas de cielo, mis parpados abriéndose, como si hiciese tiempo que no ven la luz, y una hermosa mujer, apoyada en mis rodillas, entre llantos, y rezos, levantándose mientras su rostro se iba llenando de brillo de estrellas, como si Dios hubiera escuchado sus plegarias, ahora todo era comprensible, todo era una pesadilla, y al fin regrese, junto a la mujer que amo, esa mujer que en este mundo fue mi barrera, mi escudo, la que jamás se a separado de mi, mi verdadero motivo, mi verdadero refugio, verdadera locura, y entre incertidumbre, entre médicos atónitos, una pequeña silueta se asomaba por la puerta, era ese dichoso gato, aquel que nos vio hacer el amor, aquel que tardo en sonreírme, pero que con el tiempo se acostumbro, que incluso parecía como si me tuviese cariño, el gato que vio nuestro primer beso, nuestra primera noche de estrellas, aquel que sin yo saber como, entro en mi tormento, para recordarme, que ella, el amor de mi vida, me esperaba..
Texto: Cesar "Michel" Saucedo
Dibujo: Thick (Alejandro Repiso)
